21 enero 2010

¡Es hora de estudiar!

El libro…, lo único que huelo; el libro…, lo único que veo; el libro…, lo único que palpo; paso página, el libro…., lo único que oigo; dormida y un hilo húmedo se desliza por mis labios, lo recoge el libro…, lo único que saboreo. Encerrada en mi habitación, el libro me acompaña y me desgarra la piel, la cara, es el estrés. Almohada de pequeñas cabezadas, plato que recoge las migas del tentempié de entre horas… sí, es víctima, y también verdugo, hunde mis ojos en la oscuridad de una noche tormentosa que solo dará lugar a un día igual de desapacible, día y noche, mi único compañero…, el libro. ¡Es hora de estudiar!

 
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