Gastando suela.
Caminante no hay camino se hace camino al andar, se gasta suela al andar... y hoy quiero rendirle un homenje a mis pies, a mis piernas... que a tantos sitios me han llevado. ¿Por qué hoy este homenaje?, pues es bien fácil, esta mañana me saqué el carné de conducir, y ahora las cosas las veré desde otra perspectiva, y a una velocidad muy diferente.
Y es que cuando estás dentro del coche apenas te da tiempo a fijarte en los pequeños detalles de la vida, vamos tan pendientes de cúal es nuestro destino..., de que el coche de delante se de prisa..., de si hay un hueco libre para aparcar..., que no nos paramos a observar lo que acontece a nuestro alrededor, los pequeños detalles de los que se dota la realidad. Cuando estás dentro del coche estás en tu propio mundo con tu propia música, y basta sólo con apretar un simple botón al lado de la ventanilla para dejar de escuchar lo que dicen los que como tú están parados ante el semáforo, basta sólo con darle a ese mismo botón para que deje de meterse el aire frío y molesto dentro de nuestro mundo y poner luego la calefacción, y es que lejos de ser ventajas, todos estos hechos desvirtúan nuestra concepción del tiempo, y de la realidad...Recordemos pues esos días en los que está lloviendo y estás esperando a la guagua metida bajo un pequeño toldo en el que como tú, hay tres o cuatro personas más. Recordemos pues esos momentos en los que caminando te dispones a acudir a tu destino, y no hay ningún tipo de obstáculo, porque lo mismo te puedes meter por un callejón, que atajar por un parque, o saltar, sin que nadie te vea, una valla..., que nadie ni nada nos impida acudir a nuestro destino..., es también caminando como mejor se percibe el efecto de la naturaleza, cuando sentimos cómo el viento se enreda entre nuestros cabellos, haciendo de nuestro pelo su más espléndida obra de arte..., es también caminando cuando te encuentras una mujer embarazada apoyada en otra a punto de dar a luz, cuando puedes preguntarle si necesita algún tipo de ayuda, y a la que acto seguido después de cerciorarte de que todo va bien le deseas la mejor suerte del mundo para que todo vaya bien..., es también caminando cuando te puedes fijar en el suelo en busca de alguna monedita, o con mucha suerte un billetito..., es también caminado cuando podemos jugar a sortear las juntas que hay entre baldosa y baldosa, o también procurar no pisar las líneas blancas del paso se cebra..., es también caminado cuando cuando puedes dar cuenta del cásting para una obra de teatro, o del número de teléfono de una vidente que lo mismo te echa las cartas del tarot que te vende empanadillas por encargo..., es también caminando...
Y es que si bien es cierto que un coche te da ciertas facilidades por cuanto que es más rápido y cómodo, y apenas exige algún tipo de esfuerzo, no podemos negar que ser un caminante te ofrece multitud de historias que observar y de las que sólo tú podrás ser partícipe si te encuentras ahí en ese momento.
Yo seguiré probablemente gastando suela..., en la acera, y como no..., en el pedal del acelerador.