Un secreto inconfesable.
Me divierte, cual niña con el único caramelo de cola del bote de caramelos de varios sabores, las ventosas de los pulpos... El simple hecho de poder desprenderlas de los rejos y pincharlas con una de las puntas del tenedor en todo su centro como si estuviera clavando una flecha en una diana..., me es brutalmente satisfactorio, por no hablar de como se pegan a la lengua..., y sí, las coloco a propósito en la lengua para que hagan el efecto ventosa. ¡Un secreto confesado!
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