Hay quien pega con la mano por no tener palabras a mano.

Desdichados aquellos que por no poder convencer por medio de la palabra hacen uso de la violencia, de la extorsión..., porque conocedores de la limitada argumentación para convencer de la promulgación y defensa de sus ideales recurren al más pueril de los comportamientos para lograr sus objetivos. Es el inmortal anhelo de poder.

No intentes controlar la mente de los demás, pues no debemos, pues no podemos, y menos a través de una burda incivilidad..., de la brutal beligerancia..., de la visceral enemistad con nuestros hermanos..., nuestros vecinos..., con nosotros mismos..., la entusiasta utilización del recurso de la violencia, imponer nuestras ideas.

Porque la impertinencia de los totalitarismos sea vencida por la libertad de pensamiento, aquella que nos ha de ser inherente, y que su reflejo no sea merma alguna de nuestra integridad como sujetos..., este es mi deseo.