Olor a sal.
El sol..., sus rayos cierran mis ojos, y eso... me relaja; las olas...llegan a la orilla con su peculiar ruido, ¿cómo describirlo?, suena a espuma “dura”, en grandes dimensiones... indescriptible: la gente..., cada persona en su particular conversación y todos juntos creando una única melodía, un murmullo generalizado, y eso... me relaja.
Demasiado relax no podía ser bueno, me he despertado con la piel quemada, la gente ya se ha ido, ahora me toca a mi marchar, volver a casa, darme de bruces con los efectos de un día de sol..., es el roce de las sábanas en mi cuarteada piel... y duele; es el pelo enredado por las olas y el salitre...y duele; es el final de un maravilloso día de playa... y duele. Ahora sólo me queda esperar ansiosa que se vuelva a repetir.
Demasiado relax no podía ser bueno, me he despertado con la piel quemada, la gente ya se ha ido, ahora me toca a mi marchar, volver a casa, darme de bruces con los efectos de un día de sol..., es el roce de las sábanas en mi cuarteada piel... y duele; es el pelo enredado por las olas y el salitre...y duele; es el final de un maravilloso día de playa... y duele. Ahora sólo me queda esperar ansiosa que se vuelva a repetir.